Os dejamos el artículo publicado en la web de Educación en Valores de la Junta de Andalucía sobre "600 caracteres":
Proyecto de Humanidades del IES Playamar
… Me preguntaba hace unos días una alumna “…para un artículo –afirmaba orgullosa- en la revista del instituto”. Sorprendida yo por la pregunta de parte de una alumna de la primera etapa de la secundaria, intenté concentrar en pocas palabras los seis –¡ya van seis!- intensos e inolvidables años de trabajo con mis alumnos. “En el Departamento de Cultura Clásica -le respondí- enseñamos no sólo el mundo grecolatino y sus dos lenguas, el latín y el griego, sino también el arte de traducir. Si quieres traducir cualquier idioma necesitas conocer bien tanto su vocabulario como el de tu propia lengua, porque va a servir al que te lee o te escucha para captar fielmente el mensaje de la lengua de origen”.
“¿Y en qué consiste el proyecto?”, insistía curiosa. “Nosotros proponemos a los alumnos la composición de un micro-cuento a partir de una frase inicial común para todos. Esta entradilla contiene siempre una palabra de etimología grecolatina comentada en clase y de especial significado para el grupo. Las composiciones no deben exceder los 600 caracteres, incluidos los espacios, y se recogen en un librito editado del que cada alumno participante recibe un ejemplar al final de curso”.
Le hubiera dicho también que con este sencillo ejercicio pretendemos además descubrir a los alumnos cuántas cosas se pueden decir con las palabras; que el ejercicio es completamente voluntario; que pone a prueba su creatividad y canaliza el poder de su imaginación. Pero ella, muy voluntariosa, ya había anotado a toda prisa lo que le acababa de decir y, muy resuelta, me daba las gracias con una sonrisa.
Crucé el vestíbulo hacia la sala de profesores preguntándome cuál sería este año, el séptimo, el lema de la exposición. Y es que al final de curso exponemos una muestra de todo el trabajo: los mejores relatos, acompañados de imágenes e ilustraciones que profesores colaboradores y alumnos aportan al proyecto en torno a un hilo conductor: los mitos, el universo, la vida como viaje… “Sólo los dioses lo saben”, me dije.
Entonces recordé la fabulita de D.F. Wallace: “Había una vez dos peces jóvenes que iban nadando y se encontraron por casualidad con un pez más viejo que nadaba en dirección contraria; el pez
más viejo los saludó con la cabeza y les dijo: “Buenos días, chicos. ¿Cómo está
el agua?”; por fin uno de ellos miró al
otro y le dijo: “¿Qué demonios es el agua?”. Siempre me admira el acierto con que Wallace recoge aquí el verdadero sentido de la enseñanza de los saberes humanísticos: descubrir a nuestros alumnos qué es el agua. Y sí, por qué no, este año el tema sería el agua…
La imagen de aquella alumna de sólo trece años, a quien no conocía, que por iniciativa propia me abordó con sus preguntas sobre un proyecto que despertaba su interés, me recordó que lo que hacemos los docentes queda, que nuestra labor va más allá de lo que vemos y prende pequeñas llamitas aquí y allá.
Yo misma me lo recuerdo y aquí lo escribo. Para que no se nos olvide a todos los que disfrutamos la suerte de trabajar en la docencia.
Aránzazu Urbizu Carod forma parte del Departamento de Cultura Clásica del IES Playamar de Torremolinos.
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